3 de julio. Luz, más luz.

Esas fueron las últimas palabras de Goethe, que claramente dan a entender que a él también le entraba la luz por la ventana a las cuatro y diez de la mañana, y él, como buen alemán, tampoco tenía persiana. Y es que ponerte a hacer una pila de almohadas para esconderte detrás y esquivar la luz a las tantas de la madrugada es un tanto triste...

Y eso sí, aunque por la noche te mueras de frío, y sonrías diciendo; " toma! mañana ya no hará el calor insoportable de hoy..." Error! Error! a las 10 de la mañana te asas como todo hijo de vecino.

Y hablando de vecinos, no sé si habrá una mezquita cerca dado el elevado número de moros que rondan el barrio, o es que mis vecinos de abajo, que parecen ser de irán, cantan muy alto en sus rezos...


Odisea número dos: Volver al super a por más cosas (todas ellas con nombres que no entiendo claro...) y acabar comprandome post-it para empapelar la habitación, a ver si esa clase de métodos con palabras que usas pegadas a la pared funciona.


Y es que hubiera tenido algún plan de mañana bueno como ir a un lago a las afueras de Berlín con uno de mis compis si tuviera bici como el dice, pero ups! si yo NO voy a coger una bici en todo el mes... O al menos hasta la 3º vez que me quede excluída en casa.

Por último, creo que voy a intentar cocinar todas esas cosas que he comprado y que no entiendo exactamente lo que son. A ver si por lo menos saben ricas.



Aufwiedersehen.

Cris.